Reseña Literaria por Musa Peregrina
Libro " Cartas al Destierro"
Autor: Bernardo Cortés Vicencio
Editorial: Ediciones El Nido del Fénix
Bernardo Cortés Vicencio se bebe un café y le invita otro al silencio antes de que éste mordisquee lentamente sus letras. Es en esa hora gris que su pluma apresa todo recuerdo inolvidable, cuál soldado desertor de un campo de palabras marcha el ayer a la par del autor, ambos cargan en sus bolsillos insignias y promesas incumplidas.
" Cartas al Destierro" son los pasos sobre el filo de la ausencia, sobre la cornisa de una frontera impenetrable que atesora la humedad de unos labios sellados de olvido y muerte. Poco antes de que la tinta corra a ríos, Cortés Vicencio lanza un grito seco, amenazante, se desliza entre los dedos de la poesía e irrumpe la consigna del tiempo, se atreve a envíar misivas, dardos al corazón, pronuncia el silencio, le da voz, tropieza con él. Y así, entre malabares y episodios inconclusos, anhelante de guerra, es que llora, actúa, enaltece cada soplo de aire que alimenta sus pulmones de escritor de cotidianidad e infiernos absolutos. Allí se interna sagaz su pensamiento, acaso atroz, se mueve errático, escudriña la noche y sus enigmas, desviste al dolor.
Es así que redacta una sentencia:
" Y te he de ver en las cenizas apagadas, en la espuma fatídica que el viento seca, y este óxido afilado espera no guardar tu pasado"
Arremete con cautela y dispara a la cabeza del amor:
"Ahí te dejo para que cambies tu profecía, como una indecisa moldura que apenas desmorona la escarcha, la quietud por dónde se va asomando mi silencio, en él caben los dos costados de tu nombre, una lápida, al final de tu destino, en el cabe un ataúd de reina helada en el exilio"
Sus cartas nacieron sin remitente, soy una convencida de que la sensibilidad es la mayor de las fuerzas, además de sensibilidad este libro guarda en su estómago un monstruo de emocionalidad que digiere el dolor de frente, le mira a los ojos, suicida el sentimiento, descuartiza en cada línea el eco sordo, reta la distancia, acaricia la demencia del destino.
El autor envía noventa y tres páginas acompañadas del aullido de su sombra a media noche. Cartas apiladas, quemadas en la hoguera de sus emociones más abstractas que realmente son procesos, luchas internas, abismos profundizando en cada metáfora la longevidad de sus tintas, sin pausas enciende un fósforo, mientras vocifera:
" Y está piel, tras la tarde herida, ya no hiere a los silencios erguidos, ni a los árboles frondosos de los álamos, ni a los cantos de las aves al descolgarse de mi sombra, (bajo la sombra de su rama seca, cuando la sentía quebrarse poco antes del alba).
Consumada la poesía oscura, elegante, sombría, visceral, es que finalizo la lectura de uno de los libros que ha logrado impactar sobremanera mi mirada de lectora, siempre ávida de aventura literaria. Un libro que redirecciona mis huesos al barro y que comparte está noche mi cama de hojas aún verdes, mis ideas que claman, codician por una sola gota de oxígeno que el escritor Bernardo Cortés Vicencio respira, posee sin premura, logrando expresar de forma feroz la palabra escrita. Es simplemente un artista que expone trozos de su carne al sol, siendo un ave nocturna, carroñera tal vez. Es sin duda alguna un sensacional escritor que danza desnudo, con humildad, en el centro del bosque que cobija al fauno habitante de su cruel irreverencia literaria ...
Musa Peregrina
Oralia Lombera Reyes
Acapulco, México.
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